Los niños y la ciencia son nuestra mejor apuesta por un mejor futuro
- rmurgas
- Jul 11, 2020
- 3 min read
Increíble, tan solo hace 11 años tuvimos la pandemia del H1N1 que ha cobrado más de 20mil vidas. Pero es que hace unos cien años atrás se dio la gran Gripe española de H1N1, una gran pandemia que cobró la vida de al menos 50 millones de personas. Cincuenta millones?? Pero que exagerado!!, no puede ser!!!. Sí, cincuenta millones, del 3 al 6% de la población mundial fue diezmada como resultado de la gripe española. Y es que en la historia de la humanidad y como muy bien está descrito en todos los libros de la sabiduría humana especialmente la Biblia, podemos encontrar muy bien narrados diversos episodios de penumbra de la humanidad en relación a grandes plagas y epidemias. Y es que solo los científicos y médicos consumados y algunos historiadores nos recuerdan de la Viruela que azotó el nuevo continente traída de Europa y que fue uno de los causantes principales de la desaparición de más de 1/3 de la población indígena de América. No fue hasta 1796; hace unos 224 años atrás, que se encontraría una forma de vacuna gracias a Edward Jenner quien tomaba muestras de pus de las manos de granjeras que ordeñaban las vacas y contraían una variedad de viruela bovina más benigna y al inocular estas secreciones con el virus en un niño hacían que este levantara inmunidad contra la viruela.

Su descubrimiento llevó a que en 1803 en un alucinante viaje expedicionario la casa Real Española embarcara a 22 niños entre 3 y 9 años a los cuales se les inoculó el mortal virus para posteriormente “vacunar” a las personas en el Nuevo Mundo ya que la viruela estaba azotando poblados enteros. Y es que los niños por fortuna respondían favorablemente a esta técnica de inmunización. Un tipo de vacunación primitiva. Esta técnica de inoculación ya era usada por la milenaria cultura China cientos de años antes de que la británica Lady Montagu la describiera y redescubriera en un viaje a Constantinopla y la introdujera al Viejo Mundo.
Uno de los argumentos de los anti-vacunas y aquellos con teorías conspiradoras es que ellos no han visto nunca casos con Sarampión. Eso es cosa del pasado!, aseveran. Que la viruela ya se encuentra erradicada (se decretó oficialmente erradicada en los años 80) y que lo de la gripe H1N1 fue un invento de las compañías farmacéuticas y de los médicos que quieren lucrar de los pacientes y crean el miedo y terror con el único objetivo de “manipular a la población y mantener un orden mundial”. Entre sus argumentos están el de que las condiciones sanitarias de aquellos días no son como las de ahora. Que nuestros sistemas de salud son mucho mejores, que estamos mejor alimentados, que nuestra agua es potable, que ahora hay más antisépticos, y la lista sigue. Poco se acuerdan, de que vivimos tiempos pasados de penumbra en la humanidad, de que hace menos de 102 años tuvimos una gran pandemia que aniquiló a 50millones de almas. Todavía hay los que se oponen a la vacuna H1N1 argumentando que a veces solo tiene una efectividad de tan solo el 15%, pero que otras veces llega a casi el 95%. Los anti-vacunas quieren negar la historia de que tuvimos pulmones de acero (antiguas máquinas de soporte ventilatorio) para tratar los millones de casos de poliomielitis. No se acuerdan o quieren desconocer que el sarampión, rubeola y parotiditis no solo causó la muerte de miles de personas, sino que también produjo muchos bebés con defectos congénitos y muertes en útero.
Tal vez nuestro futuro dependa una vez más de los niños. De la gente joven. Muy probablemente las medidas que debamos tomar, para poder la humanidad salir bien librada de esta pandemia, tengan mucho que ver con fomentar la inmunidad de rebaño en los más jóvenes. Se sabe que la letalidad en los menores de 45 años de edad es menor al 1% en la mayoría de lugares y prácticamente es nula en menores de 10 años de edad. Por lo tanto, se hace imperativo tal vez reabrir las escuelas y permitir que los niños se expongan desde temprano para ir domesticando este virus, hacerlo “más dócil”. Que la población joven menor de 45 años retorne a sus trabajos y así al irse pasando la inmunidad de grupo o rebaño por su traducción literal del inglés, el virus pierda fuerza y al haber menos personas susceptibles y con inmunidad desde temprana edad, las poblaciones vulnerables y los de mayor edad puedan tener un grado de protección.






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